Imperdibles SOS4.8

Hola amiguitos. Les habla el sinvergüenza de Nono Chica. Es una pena que por culpa de clases universitarias me halle alejado de los terrenos de juego de la radio. Espero escaparme algún día para seguir subyugando vuestra mentes a base de canciones.

Falta menos de una semana para visitar Murcia con motivo del SOS4.8. El cartel de este año es uno de los más completos desde su creación. Para muchos puede que de todos los grupos no destaque ninguno por encima del resto. Para mi, esto es algo bueno. De todos modos si que hay ciertas bandas de las que, por su relevancia internacional así como por su virtuosismo y singularidad, se espera mucho. Hablo de los británicos Pulp o los estadounidenses The Magnetic Fields y The Flaming Lips.

Dicen que los conciertos de Pulp son una sucesión de hits. Uno tras otro. Lo cierto es que con discos como This is hardore o Different class, repletos de grandes canciones (algunas de ellas con ese aire a himno generacional que echa para atrás), a priori, un concierto debe salir más que rodado. Pero si a eso le sumamos la presencia en el escenario de Jarvis Cocker la cosa no puede mejorar más. Y es que no se puede entender el movimiento Britpop sin Cocker y su banda.

Stephin Merrit es huraño. No está a gusto cuando se encuentra delante de la grabadora de un periodista. Ni siquiera está cómodo encima del escenario. A él lo que le gusta es escribir canciones y grabarlas en el estudio. Hacer discos. Debido a un problema en uno de sus oídos  no tolera los sonidos muy altos, de ahí que sus conciertos sean algo parecido a un pequeño recital pop. Incluso cuando la gente aplaude, Merrit, el líder de los americanos The Magnetic Fields, se tiene que tapar el oído del dolor que le produce. Casi todas sus canciones giran en torno al amor. Tanto es así que en el 1999 la banda sacó un triple álbum llamado "69 love songs". Y sí, este triple disco contiene 69 tracks. Ni uno más ni uno menos. Será un placer escucharles en su misión por hacer de sus canciones una oda al amor. El caso es que si le dais a este "Francisco de Goya" un ukelele probablemente sea feliz y os haga felices.

Si de pronto veis a un hombre melenudo con barba y de unos 50 años metido en una bola enorme rodando sobre las cabezas de la muchedumbre, no os asustéis, seguramente se trate de Wayne Coyne, el alocado líder de The Flaming Lips. Hablar de este grupo es más que hablar de la psicodelia. Su única misión es crear ambientes metanfetamínicos y paraísos psicotrópicos cargados de thc sin la necesidad de consumir sustancias prohibidas. Pero no por ello sus letras dejan de ser superfluas, todo lo contrario. Provocadores, estos reyes de la excentricidad han hecho de todo. Conciertos en cementerios, canciones de 6 horas, discos con la forma exacta a un cerebro y demás. Su concierto será el punto "ácido" de la noche.