LO DICHO ''YES, WE JARL''

lunes, 13 de diciembre de 2010

El maestro Morente



No soy un experto sobre flamenco, tampoco lo soy sobre la obra de Enrique Morente, aunque me defiendo algo más. Dicen que España es el país de los homenajes póstumos y en cierto modo es verdad. Ahora surgirán cientos de miles de homenajes, merecidos todos ellos, pero no es que hayan sido homenajes a destiempo, es que simplemente no nos esperábamos la muerte del maestro. Con 68 cumplidos y todo un futuro por delante no hacía ni un año que habías grabado un disco que (aunque ya he advertido que no soy ducho en la materia) a mí me gusta bastante, un puente generacional en el que nos presentaba muchas voces futuras de su familia, lo de Estrella ya es presente. Hace unas semanas hablaba del Omega, cómo disco que influenció mi manera de ver la música, y es que lo que Morente se invento con su amigo Antonio Arias es un disco para la posteridad. Dicen que parir canciones y discos es algo para la posteridad, algo inmortal, cómo inmortal es tu voz y tú forma de ver la música. Dice tú amigo Antonio Arias que la fuerza gravitatoria de la Vega de Granada tiene que ver con la cantidad de artistas que hay en la ciudad. Y es que de dónde si no podías haber sido.

Tuve la suerte de verte hace un par de años en el Etnosur en un dúo con el poeta Luis García Montero, no sé si vi al mejor o al peor Morente, pero yo me emocione viéndote cantar la Aurora de Nueva York, en una de esas veces que hay más mística que técnica. Dicen quién te conocía que ante todo eras un creador y un innovador, yo siempre te he visto como una persona inteligente y con unas orejas bien abiertas que te han servido para hacerse un hueco en diversos estilos, aunque le haya costado más de un palo en lo suyo, el flamenco. Siempre has sabido dónde meterte en el momento que había que meterse, reivindicaste a Lorca antes que muchos, reivindicaste la parte más desconocida de Picasso, te juntaste con artistas como Leonardo Cohen o Sonic Youth, siempre buscando la FUSIÓN con mayúsculas.

Enrique, tocayo y paisano, desde aquí te brindó mi pequeño homenaje sumido en el desconsuelo. El desconsuelo de ver cómo hay artistas que se van antes de tiempo, cómo lo digan al bueno de Carlos Cano que nos dejo ya hace 10 años. Probablemente vendrán otros, de hecho ya hay algunos muy muy buenos cómo tu hija, pero el vacío artístico que dejan muertes cómo la tuya o la de Carlos Cano es imborrable, por eso seguiremos refugiándonos en vuestra música en tardes lluviosas y nostálgicas, cómo terapia de autoayuda contra el desconsuelo.

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